fbpx

La siguiente información complementa lo visto en clase (breve historial de los procesos que llevaron al surgimiento del medio radiofónico) y responde a una consulta realizada por un estudiante de la comisión B1 -  2009 - ISEC.

FUENTE: WIKIPEDIA

El telégrafo óptico consiste en un aparato situado a distancia visual de otro aparato similar. El operador maneja unos controles que sitúan los elementos del telégrafo en una posición reconocible por la torre siguiente. Esta repite el mensaje, que es leído y reproducido por una tercera, y así sucesivamente.

El funcionamiento de la red comenzaba en la estación desde la que se emitía el mensaje. Se colocaba el telégrafo en una posición prefijada de alerta o de atención. Cuando la estación siguiente avistaba esta señal, colocaba su telégrafo en posición listo o preparado y el primer telégrafo sabía que podía comenzar a transmitir. Una vez que se comenzaba a transmitir, cada símbolo debía estar unos 20 segundos como mínimo en la posición para que la siguiente estación lo leyese correctamente y colocase su telégrafo en la misma posición, lo cual indicaba a la estación precedente que podía transmitir el siguiente símbolo del mensaje.

Las condiciones de trabajo eran especialmente duras. La dotación de cada estación telegráfica se componía de tres o cuatro personas. Durante su jornada laboral, que se extendía de sol a sol, mientras hubiese luz suficiente para divisar una torre, los torreros debían mirar regularmente a las torres anterior y posterior de la línea para comprobar si alguna de ellas se encontraba en posición de atención. Los operadores desconocían la naturaleza del mensaje y simplemente se limitaban a reproducir el símbolo que veían en la torre anterior, para que fuese copiado por la posterior.

Historia

Ya en 1684 Robert Hooke presenta ante la Royal Society un sistema de telegrafía que no tiene demasiada acogida.

Durante el siglo XVIII sobreviene una serie de avances sociales, políticos, científicos y tecnológicos que confluirán en las condiciones idóneas para el desarrollo de la telegrafía.

En concreto, la mejora de las ópticas permitió construir utensilios para mejorar la visión a grandes distancias, lo que permitía alargar los espacios entre cada estación telegráfica y la siguiente, lo que hacía más económico el tendido de las redes. Las nuevas lentes acromáticas (que no presentaban aberración cromática) alcanzaban una precisión mucho mayor y su técnica de construcción permitía hacerlas mayores y con más potencia de aumento.

Además, durante la citada centuria se establece el pensamiento ilustrado en toda Europa, que hace que desde las cúpulas de poder se impulse de manera decisiva todo avance científico-tecnológico.

Así, Francia es el primero de los reinos europeos que se interesa seriamente por la telegrafía. El clima de inestabilidad reinante a finales del siglo XVIII hace que desde la corona se financie un sistema de comunicaciones rápido y eficaz que permita mejorar el control del territorio y mantener el orden. En 1792, ya en plena I República, se da luz verde al proyecto de construcción de Claude Chappe y con la colaboración de su hermano Ignace Chappe para la primera red de telegrafía.

En 1794 se transmite el primer telegrama de la Historia desde Lille a París, a lo largo de 230 kilómetros y 22 torres. El éxito de esta primera prueba es el espaldarazo definitivo a la telegrafía que en Francia llegará a tener en toda su red, una extensión de casi 5.000 kilómetros.

Antes incluso del éxito de Chappe, los informes de este avance tecnológico son difundidos por los servicios de información y espionaje y numerosos países europeos se apremian a construir sus redes telegráficas. El segundo en hacerlo es Suecia, casi a la par que Hungría. España, el Reino Unido y Alemania tampoco tardan en dotarse de este sistema de comunicación. En Estados Unidos se comienza a principios del siglo XIX una red de telegrafía en la costa Este, aunque no llegará a tener relevancia ya que nunca llegará a abarcar una parte apreciable de su territorio.